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jueves, 2 de junio de 2011



DON PEDRO  MIR ...CONCIENCIA  Y  VOZ  DOMINICANA    CASI  EL  100 DE  SU  NATALICIO

Nació en San Pedro de Macorís el 3 de junio de 1913. Santo Domingo, Poeta, ensayista, historiador, abogado y educador. Hijo Pedro Mir, un mecánico industrial cubano que se estableció en San Pedro de Macorís a principio del siglo XX y de la puertorriqueña Vicenta Valentín. Cursó su educación primaria y secundaria en su pueblo natal, donde también se graduó de Bachiller en la Escuela Normal....POETA  NACIONAL.




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Hay un país en el mundo

1 ERA   PARTE

Hay
un país en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol,
Oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.

Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteras
antiguas
o el día en los tejados.
Sencillamente
Frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.

En verdad.
Con dos millones
suma de la vida
y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa bahía y otra inmensa bahía,
tres penínsulas con islas adyacentes
y un asombro de ríos verticales
y tierra bajo los árboles y tierra
bajo los ríos y en la falta del monte
y al pie de la colina y detrás del horizonte
y tierra desde el cantío de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededor
y debajo de todas las huellas y en medio el amor.
Entonces
es lo que he declarado.
Hay
 un país en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.

Algún amor creerá
que en este fluvial país en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el día tiene su triunfo verdadero,
irán los campesinos con asombro y apero
a cultivar
cantando
            su franja propietaria.
Este amor
quebrará su inocencia solitaria.
Pero no.
Y creerá
que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera, donde ruedan montañas por los valles
como frescas monedas azules, donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor de la vida,
irán los campesinos por la loma dormida
a gozar
forcejeando
con su propia cosecha.


Este amor
doblará su luminosa flecha.
Pero no.
Y creerá
que donde el viento asalta el íntimo terrón
y lo convierte en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazón,
en cada campesino irán las primaveras
cantando
entre los surcos
su propiedad.
Este amor
alcanzará su floreciente edad.
Pero no.

Hay
un país en el mundo
donde un campesino breve
seco y agrio
muere y muerde
descalzo
su polvo derruido,
y la tierra no alcanza para bronca muerte.

¡Oídlo bien! No alcanza para quedar dormido.
En un país pequeño y agredido. Sencillamente triste,
triste y torvo, triste y acre. Ya lo dije
sencillamente triste y oprimido.
No es eso solamente.
Faltan hombres
para tanta tierra. Es decir, faltan hombres
que desnuden la virgen cordillera y la hagan madre
después de unas canciones.
Madre de la hortaliza.
Madre del pan. Madre del lienzo y del techo.
Madre solícita y nocturna junto al lecho...
Faltan hombres que arrodillen los árboles y entonces
los alcen contra el sol y la distancia.
Contra las leyes de la gravedad.
Y les saquen reposo, rebeldía y claridad.
Y los hombres que se acuesten con la arcilla
y la dejen parida de paredes.
Y los hombres
que descifren los dioses de los ríos
y los suban temblando entre las redes.
Y hombres en la costa y en los fríos
desfiladeros
y en toda desolación.
Es decir, faltan hombres.
Y falta una canción.


Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un país.
Precisamente
pobre de población.
Pero
            no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo
coraje
para hacer la canción.
  

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